
Alguna vez te has pasado por una exposición de arte en donde quizá te preguntes al estar parado frente a una obra ¿qué es esto? Habremos visto una simple hoja de papel con una línea encima o garabatos dignos de la mano de tu sobrino pero cuando te topas con algo con lo que el creador de la obra considera como arte y tu lo encuentras repulsivo estamos hablando de arte transgresor. Según la Real Academia de la Lengua “Trasgredir”, es quebrantar, violar un precepto, ley o estatuto. Así, entonces el arte trasgresor es aquel que, yendo más allá de lo establecido, nos hace tambalear el concepto de lo que para nosotros es arte tradicional y entonces viene la gran pregunta que todos nos hacemos ante ciertas manifestaciones ¿esto es arte?.
Entre el siglo pasado y parte del que llevamos ha habido exposiciones de arte que en su momento fueron calificadas como escandalosas, entre ellas se encuentra la organizada por J. T. Baargeld y Marx Ernst a principios de los años 20 en Colonia, Alemania. Para asistir a la sala donde se exhibían las obras, el visitante tenía que pasar primero por unos urinarios en cuya puerta una niña vestida de primera comunión recitaba versos obscenos. Una de las obras que se exhibía estaba constituída por un acuario lleno de agua teñida de rojo, imitando a la sangre; flotaba una cabellera de mujer y al fondo yacía un brazo junto a un despertador.
La referencia histórica es el movimiento artístico Dadá o Dadaísmo surgido en plena Guerra mundial, se caracterizaba por ser azaroso, abundaba en él la contradicción, el caos y la falta de sentido además de ser provocativo. Era una manifestación en contra a la razón y a la ciencia que habían conducido a la brutal guerra. Muchos eran los artistas que se decían en contra de las “conquistas culturales”, de las ideas heredadas y de la hipocresía burguesa, querían llegar a un punto desde el cual todo fuera posible: partir de cero. Marcel Duchamp presentó en 1915 al Jurado de Artistas Independientes de Nueva York un urinario puesto al revés con el título de Fontaine; acabar con los patrones del arte tradicional de forma radical era uno de los objetivos del Dadá. Dicho objeto fue de inmediato rechazado. Leer más »